
En esta segunda edición, BVREVA no replicó el altar de 2023: lo transformó.
La galería propuso una instalación completamente nueva, concebida como una evolución estética que mantuvo la raíz simbólica del Día de Muertos, pero con un lenguaje visual más abstracto, gestual y profundamente contemporáneo.
Montado nuevamente en los Jardines de Arte y Humanidades de Berna, el altar incorporó elementos botánicos, pigmentos minerales, fotografía intervenida y textiles rituales reinterpretados.
La estructura fue abierta, casi flotante, permitiendo al visitante rodearla, habitarla y experimentarla como un espacio liminal entre mundos.
“No era un altar: era una atmósfera. Una topografía de la memoria.”
(Equipo BVREVA)
Con esta pieza, BVREVA reafirmó su capacidad de leer la tradición no como réplica, sino como territorio en movimiento, y dejó claro que la galería entiende el arte ritual como un lenguaje adaptable, sensible y vivo.